domingo, 31 de mayo de 2009

Yo puedo hacer...


Para entender lo que digo, pueden poner "Yo puedo hacer" en el seach de Youtube de esta página. En el tercer link hacia abajo, con el botón derecho abrir con "Abrir enlace en una pestaña nueva", y escuchan el tema mientras leen lo escrito.

El amor es el sentimiento más fuerte que el ser humano puede sentir. El verdadero amor es un sentimiento transformador, movilizante, potenciador. El verdadero amor lo vuelve resistente a todo, lo impermeabiliza al hombre contra el resto de los malos sentimientos. Le da un motivo vital a su vida. Es el único sentimiento que puede transformar en posible lo imposible. Tengo que confesar que nunca me gustó como canta Ricardo Montaner, pero su interpretación y la letra de “Yo puedo hacer” me parece MÁGICA. Solo un hombre enamorado puede darle un sentido a semejante letra. Es el único capaz de entenderlo cuando canta:
“Yo puedo hacer, que mi arco iris te sorprenda en blanco y negro”.
Diciendo, en la sutileza de la poesía, que él enamorado, es capaz de darle luz a una vida en gris.
“Yo puedo hacer que el cielo se traslade hasta tu puerta”.
Solo un hombre enamorado es capaz de mirar al cielo, valorarlo y ofrecerselo a quien quiere.
“Yo puedo hacer que las violetas abran hoy como a las diez”.
El enamorado siempre siente que puede realizar lo imposible. Por ejemplo, que aquellas flores, que solo abren de día, también abran de noche.
¡Mierda, que sentimiento!... ¡¡Que lindo es estar enamorado!!... ¡Es un mundo donde todo es posible!...

Las Callecitas de Tilcara tienen…






Ese que se yo ¿Viste?.
Diría Piazzola en “Balada para un loco”.
Recorrerlas a pie, nos muestra el encanto de los pueblos simples del Norte Argentino. Donde se mezcla el saludo amigo a cada paso, la sencillez sin estridencias de sus habitantes, el paisaje urbano con viejas casas de adobe, y siempre rodeados por cerros cercanos que enmarcan el límite del pueblo. Recorrer Tilcara es descubrir una postal en cada esquina. Es la delicia de cualquier fotógrafo. No en vano, Tilcara siempre está incluida dentro de cualquier circuito turístico por el Norte Argentino. Con sus calles desparejas, enripiadas, donde todo el mundo te saluda. Es espectacular en un día frío parar a tomarse un café bien cargado con tortas en algunos de los bares de la esquina de la plaza. Es hermoso visitar el Museo Terry, y mirar por la ventana del estudio el paisaje que vería el artista mientras recreaba su obra. Tilcara siempre muestra esos atardeceres enmarcados de cerros azules mientras muestra esa luz naranja de la puesta de sol.

miércoles, 27 de mayo de 2009

Le matamos el Chiste

Al Encargado le matamos el chiste de todos los meses.

¿¿Que necesita un chiste para que sea festejado??.
Y, varias cosas. Entre las que se puede mencionar: Creatividad, sentido de la oportunidad, repentización, gracia para ser contado, ¡originalidad!...
¡No se puede contar el mismo chiste todos los meses y esperar que la platea se ría igual!. ¿Cual es el chiste?.
Todos los meses, cuando Oscar o Yo aparecíamos con el pelo recién cortado, invariablemente en la oficina Antonio decía:
-“¡Ha Oscar (ó Raúl) heeee!. ¡Parece que se sacó punta!”... –
Hasta que nos cansó, y en una operación comando de logística combinada, cuando alguno aparecía con el pelo corto en la oficina, nos anticipábamos y le repetíamos el chiste antes que él lo dijera... ¡¡Santo remedio!!... Duró dos meses más y nunca más...
¿Qué Nivel de satisfacción alcanzamos?: 8/10.
¿Porqué no 10?. ¿Como hubiese sido 10/10?.
Si lo hubiésemos hecho llorar cuando nos anticipábamos a su chiste...

lunes, 25 de mayo de 2009

Leyendo a Natalio.


Estoy leyendo “El Orden Conservador” de Natalio R. Botana. (¡No puedo saber cual es el segundo nombre: R., y mirá que lo he buscado!). Un clásico que siempre me recomendaron. Que habla sobre los principios de la formación del gobierno nacional central. De las primeras presidencias y los problemas para subordinar los intereses provinciales al único interés nacional. (¡Que extraño!) Describe la lucha de intereses entre Buenos Aires y el resto de las provincias. Pero debo confesar que lo tengo que agarrar bien despierto para entenderlo. También leí de Botana, “El siglo de la libertad y el miedo”. Que compré luego de escucharlo a Natalio en un reportaje de TN donde presentaba su libro. Es un buen libro. Áspero para leer, pero bueno. Cada párrafo lo tuve que releer como tres veces. Del reportaje a su persona y sus libros me quedan dos cosas. Natalio tiene dos lenguajes. Uno, el hablado, simple, llano, entendible. Y el segundo cuando escribe. Hay que pensar bien lo que dice, porque el lenguaje no es más sociológico, más rebuscado. En realidad es porque el “Universo de palabras” con que Natalio se expresa, deben ser unas seis ó siete veces el universo mío...
¡Pero no te preocupes Natalio, no le tengo miedo al diccionario!...
De hecho, cuando leo, cada palabra que no entiendo, la busco en Internet, copio su significado y la copio en un archivo que cada tanto leo.
¿Como se llama eso?: Voluntad de superación.

domingo, 24 de mayo de 2009

Despertar del día después. Primer final.


La vida es una sucesión de impresiones. Escribo esto y escucho en los auriculares a Brian Ferry que canta “Esclavo del amor”. Y realmente con el tiempo, siento que fui eso, un “Slave to love” durante trece años. Trece años en los que todos los días me levantaba en silencio, sin encender la luz, me vestía a oscuras. Durante los que escuché de vez en cuando, el trinar de algún pájaro, detrás de la persiana cerrada, para evitar la entrada de la luz en la mañana. Y ese silencio de mausoleo que siempre envolvía la casa. Parecía un sacerdote con votos de silencio. Así durante trece años. ¿Cuando me dí cuenta que me había separado?. La primer mañana que me desperté fuera de casa. ¿Como fue?.
Dormía profundamente. Estaba transpirado, sobre una cama que no olía a sábanas limpias. Habíamos tomado cervezas hasta las dos de la mañana en el patio de la casa que me hospedo por esos días. De pronto, con el volumen a full, en el equipo de música del living, alguien comenzó a cantar en portugués: “Vosse abusó. Sacó provecho di mi abosoo...” Eran las siete de la mañana.
Me senté violentamente en la cama y abrí los ojos. Me di cuenta que estaba en otro dormitorio. Los clásicos enganchados sonaban atronadores en el living e invadían toda la casa. Cerré los ojos. Me di cuenta que ya nada sería como antes. Que la vida había cambiado. Pensé en mis hijos y se me hizo un nudo en la garganta. Desde otro de los cinco cuartos, sentí la voz de mi amigo Gerardo que gritó:
- ¡¡Quién se va ha bañar primero!!...-
- ¡¡Yo!!...¡¡Yo me baño primero!!...-
Grité pensando en lo mucho que me costaba entrar en un baño con el piso mojado.
Y me levanté descalzo, en calzoncillos. Al pasar por uno de los dormitorios, me tiraron un toallón duro con olor a sucio. Me acordé de los toallones de mi casa, que invariablemente les sentía la suavidad al tacto y el olor al suavizante perfumado.
- ¡¡El que se levante primero que ponga el agua en la cafetera!!...-
Gritó otra voz desde otro cuarto. En el contacto con el toallón con olor a sucio y apelmazado, me di cuenta que mi vida había cambiado...

¡¡Que lindo tema el de Brian Ferry!!... ¡Es excelente!...

La Dany


La vi salir de su casa cuando cerraba el portón, después de sacar mi auto en la mañana. La Dany cruzaba la calle.
- Hola Roberto...-
- ¡Hola Dany!...-
Le dije con una sonrisa, mientras pasaba a mi lado para tomar el colectivo en la esquina, y me dejaba envuelto en una nube invisible de perfume a shampoo y jabones que se desprendían de ella mientras caminaba.
¡¡Ho my Good!!. ¡Que hermoso es sentir, en el fresco de la mañana, el perfume de una mujer recién bañada!.
Que bella que es la Dany, es mi Evangeline Lilly (Lost) del Barrio.
Me senté en el auto y mientras encendía la radio en “Pobre Jhonny”, alcanzaba a mirarla por el retrovisor mientras reflexionaba: ¡¡Que viejo que estoy!!. ¡¡Que las mujeres que me gustan, tienen la edad de mi hija!!...

Porqué escribo de Política e Historia


¿Porque escribo en el Blog de Política e Historia?.

Varios me hicieron esa pregunta. Porqué escribo sobre algo tan aburrido como Historia Argentina, ó algo tan sin solución, como la Política en Argentina. Y yo lo hago porque quiero entender. Leo mucho de historia argentina, de izquierda y de derecha, y leo comentarios políticos en los diarios de mi país. ¿Porque?. Porque me preocupa entender como un país tan hermoso como el nuestro puede ser algo que te cause tanta bronca, tanta impotencia, te frustre por momentos y sin embargo no se deje de querer.
Hay una frase de Aguinis que resume lo que siento:

“Me impulsa el ansia de entender al pueblo argentino y entenderme a mí mismo como parte de ese pueblo”.
Marcos Aguinis.

Me apasiona leer historia, descubrir e imaginar a los personajes con sus virtudes y mezquindades a cuesta. No verlos como próceres en mármol. Seres impolutos que te miran desde un cuadro. Tal cual uno los imaginaba cuando estudiaba en la primaria. Me interesa verlos como hombres de carne y hueso. Es linda la historia, porque si la tuviésemos presente, nos permitiría la evolución del hombre en su ámbito, en su medio.
El problema es que nos olvidamos muy rápido de ella.

Principio Evolutivo


¿Porque Paul Samuelson calificó a los países del mundo en cinco categorías cuando dijo?.

“Están los países capitalistas, los de la órbita socialista y los del muy heterogéneo Tercer Mundo; pero eso no es suficiente, porque en realidad son cinco los sistemas: hay dos países más a tener en cuenta en forma separada: Japón y la Argentina. ¿Por qué?. Y, porque no calzan en ninguna sistematización. Son tan peculiares y tan impredecibles que deben ser ubicados aparte ”.

¿Porqué somos tan impredecibles?. No somos impredecibles, somos idiotas. Incapaces de reconocer cuando otro, de otro palo, a hecho algo bien. ¿Como evolucionó Japón?. Desarrolló sus industrias Imitando. Copian e imitando llegó a obtener un producto final de tanta ó mayor calidad que el imitado. Ejemplo: Su electrónica ó su industria automotriz. Pero en todo proceso debe existir una continuidad. Debe existir un principio evolutivo, que casi siempre se divide en cinco etapas:
1) Reconocimiento el problema.
2) Análisis y propuestas de solución. Definición de acciones a tomar.
3) Implementación y ejecución de esas acciones.
4) Análisis del producto resultante. Definición de las correcciones.
5) Implementación y ejecución de las nuevas correcciones.

Eso es EVOLUCIONAR. Y se aplica a todo proceso. Incluso a la política. Pero en Argentina, con cada cambio de gobierno, tiramos lo bueno y lo malo del gobierno anterior ¡¡y volvemos a empezar!!...

En contraposición, aplicamos “El arte del bacheo”, para tapar con tierra ese hueco que se volverá a destapar en una semana...

miércoles, 20 de mayo de 2009

El semáforo en la Mañana


Me tocó presenciarlo más de una vez. Cuando a un conductor lo detiene el semáforo; como si fuera el único hombre en el mundo; el señor se lleva el dedo índice a la naríz y se escarba el orificio, como para sacar petróleo. Como si nadie lo fuera a ver, ó nadie se fuese a dar cuenta. Protegido por el techo de su auto, se rasca el ojo entrando por el orificio nasal. Estoy de acuerdo que un duro en la nariz es incomodísimo, ¡pero se debería ser un poco menos alevoso!. Pero lo que ví el otro día, desde la ventanilla del diferencial, me retrotrajo a mi infancia. Un hombre, muy bien vestido, de camisa y corbata, en un auto negro elegante, con la vista clavada en el parabrisas de su auto, se mete el dedo. Escarba, encuentra y saca. ¿¡Que!?. ¡¡No pude saber, porque se lo metió en la boca inmediatamente!!...¡¡BBLLLLL!!...

lunes, 18 de mayo de 2009

Sean y Julia


En el 96 tuve la suerte de poder tener mi casa. Una de plan, sin demasiados lujos. En rigor de verdad, casi ninguno. Para ese entonces, ya estaba divorciado. Vivía solo. Para mis vecinos era “El hombre de la Casa 3”. El que no se relaciona con nadie. El que solo saluda a sus vecinos cuando pasa. El extraño del barrio que todos saben que trabaja en una empresa de telecomunicaciones, porque algunas veces lo ven con la camioneta. Siempre me preguntaba: ¿Que pensarán mis vecinos de mí?. Un hombre solo, que solo ve a sus hijos los domingos. Un hombre que no sale, que siempre se levanta temprano. Metódico hasta el hartazgo. De la casa al trabajo y del trabajo a la casa como decía “El General”. Así fue que por fin en el 96 tuve “Mi lugar”. Con un dormitorio para mí, en el que tenía televisión por cable y estaba en conocimiento de lo que pasaba en el mundo, por las imágenes de los noticieros. Salidas “Cero”. Amistades: “Cero”. Crecimiento intelectual: “100%”. Solo salía de mi casa para jugar al fútbol una vez a la semana con mis compañeros de oficina. Aislado del mundo, pero con tiempo para pensar. ¡Que genial es tener tiempo para pensar!. Me dí esa oportunidad, que la mayoría de las personas no se dan: la de tener tiempo para poder repensar, analizar lo que se hizo y tratar de cambiar las cosas que uno analiza que están mal. ¡Me dí cuenta que tenía todo ese tiempo para mí!. El tiempo que nunca había tenido durante los trece años (“Mi Década infame”) de matrimonio. Primera conclusión: Tenía tiempo para volver a estudiar. Para terminar mi carrera inconclusa, siempre postergada. Volví a la facultad, cursé y rendí las materias que me quedaban. Me recibí de Ingeniero Electricista Electrónico. Fue solo para calmar el orgullo herido, y en el fondo una lección para mis hijos. No podía permitir que “La Faraona” se hubiese recibido de abogada, me hubiese echado de a casa, y yo mostrarme delante de mis hijos como un fracasado. No me lo hubiera perdonado jamás. A la noche, miraba televisión hasta las doce. Los miércoles solía ver la Serie “Nip Tuck”. La de los médicos que son cirujanos estéticos. La de ese trío que formaban Sean, su mujer Julia y Troy. Me gustaba la serie porque era distinta. Me impactaba la presentación, que era un dechado de estética, con esas mujeres pintadas de blanco, que la cámara recorría y también el marcador rojo con trazos espaciados. Y la imagen de esa mano blanca, que de pronto, movía espasmódicamente dos dedos. Miraba siempre la serie, hasta que empezaron las peleas entre Sean y su mujer. En el capítulo en el cual ello se pelean, no soporté ver la discusión entre los dos. Los reproches de Julia hacia Sean, escupiéndoles las palabras con los dientes apretados. Me recordaron demasiado a las peleas en mi matrimonio. Fue más fuerte que yo. Esa ficción me superó. Tuve que presionar el control y cambiarlo. Nunca más volví a ver Nip Tuck. Como me dijo Pancho, un compañero, alguna vez: “Vos no estás curado Geron”. Y me parece que tiene razón. Pasan los años y sigo sin soportar ese tipo de discusiones. ¿¿Estoy para el diván??. Tal vez un divorciado me pueda entenderme...

Lo que recuperé


Tengo un ritual todas las mañanas. Me levanto a las seis. Voy al baño. Cierro la puerta y enciendo la radio en Cadena 3. Escucho la Hora, la temperatura, la humedad, y el pronóstico de máxima. Así se que me tengo que poner, ó que abrigo voy a llevar. Mientras hago mis buches con Plax, y me lavo los dientes, escucho las primeras noticias de la mañana. Atiendo la “Llamada de amor indio”, je, je… Luego me afeito, me baño con agua tibia. ¡¡Mucha, siempre mucha!!. ¡¡Qué hermoso es el baño en la mañana!!. ¡¡Te despierta totalmente!!... Luego salgo y voy a mi dormitorio, le abro a Chicho y Rita para que salgan a hacer, su pis de la mañana. Me visto y cuando estoy listo, voy al dormitorio de mi hijo Leonardo. Desde hace dos años, cuando su madre se peleó con él, se vino a vivir conmigo. Nos peleamos seguido, pero nunca nos dejamos de pedir perdón cuando nos equivocamos. Lo odio durante el día por un montón de costumbres y cosas diferentes, pero en ese momento, a las 6:45 de la mañana, ¡¡lo perdono todos los días!!. Voy hasta su cama, lo doy vuelta, le doy un abrazo y un beso fuerte. Mi flaco ya tiene la barba dura, pero para mí es gratificante a esa hora abrazar a KIKI. Como dice Antonio: “¡¡El KIKI ya tiene las b----- que hacen surcos!!!”… ¡¡Pero para mí siempre va a ser KIKI!!.
Ese abrazo y ese beso en la madrugada es algo que recuperé después de la separación…

domingo, 17 de mayo de 2009

Los Ojos de mi Perra

Los Ojos de mi Perra:

Siempre está allí. Mirándome. Con sus ojos marrones claros clavados en mi espalda, cuando estoy comiendo en casa. Sea que desayune. Sea que almuerce. Cuando estoy comiendo, ¡y me doy vuelta!, la perra me mira. ¡Me es imposible no darle nada!. Mi hijo Leonardo me reta. Dice que la perra está gorda culpa mía. Que podría haber sido un hermoso animal y que yo la deformé. Franco, el novio de mi hija, dice que es un “Tranvía Articulado”. ¡Que groseros!. ¡¡No entienden de belleza!!. ¡¡Es que yo amo lo imperfecto!!. ¡¡Por eso adoro a Ryta!!.


Viaje a Villa Unión






Viaje a Villa Unión (La Rioja linda).

La Rioja está como dividida en dos partes: el llano y la precordillera con su macizo andino. De las dos partes, la más hermosa, para mi gusto, es la segunda. Y dentro de esta segunda zona, la de Villa Unión me parece una de las mejores. Por sus paisajes, por sus lugares turísticos para visitar, por la presencia de los Parques Nacionales, por su tranquilidad. ¡Que excepcional la tranquilidad de esos lugares!. ¡Sería la envidia de todo porteño!.
A Villa Unión, se llega por la 38, luego de dejar el árido del llano y Chamical, doblando hacia la izquierda en el primer desvió a la entrada de Patquía, por la provincial 150 en dirección a Paganzo. ADVERTENCIA: Es conveniente cargar combustible en Patquía, porque tenemos 200 Km sin ninguna estación por delante. El espectáculo comienza a 80 Km de Patquía, partir de Paganzo, donde nos vamos internando en una suerte de montañas, primero verdes, luego con extrañas formaciones como de castillos que hubiesen surgido empujados desde debajo de la tierra. Para luego entrar en una zona muy árida con formaciones similares al Valle de la Luna. En realidad, a 45 Km desde Paganzo, estamos pasando a la altura del famoso valle de los Sanjuaninos, a unos 15 Km del Valle de la Luna. Pero estamos miramos el valle por la puerta de atrás. La ruta es magnífica, una verdadera cinta perfecta que serpentea por formaciones extrañas y una enorme planicie en altura donde se encuentra el Parque Nacional de Talampaya. Una verdadera maravilla. Durante el viaje, dentro del Parque, cruzando esa planicie de unos 120 Km con varias ondulaciones, pudimos ver cinco ñandúes que escapaban a la carrera al ver la camioneta. Zorros que se perdían entre las matas del costado del camino. Algunas perdices que corrían cruzando la ruta y también una Liebre Mara. Todo producto seguramente de la prohibición de cazar por la zona. Los animales buscan refugio en los lugares donde no los agreden. En el viaje uno pasa por frente a la casa de los Guarda parques. Una casa del mismo color de la tierra que las rodea, siempre media colorada. Con buena comodidad, DirecTV, camioneta, radio para estar conectado. ¡¡Me imagino el cielo que verá el Guarda parque, cuando apaga las luces en la noche!!... ¡¡Debe ser descomunal!!... ¡¡Se sentirá dueño de la Vía Láctea!!. ¡Rodeado de la nada, con el pueblo más próximo a 70 Km!... ¡Y las estrellas que lo rodean como un casco!... ¡Debe ser brutal!... ¡¡Cómo lo envidio!!...
Luego de pasar Pagancillo y treinta Km después, el puesto de la Policía de La Rioja, se llega a Villa Unión.


Villa Unión:

La entrada es hermosa. Es la entrada de un pueblo con algunas casas de adobe, alguna vid a los costados, hilera de álamos en algunos tramos para frenar el viento. Esos pueblos tranquilos, donde todo el mundo se conoce, y sin conocerte, todos te saludan. En la avenida de entrada, hay dos hoteles de cuatro estrellas. Dicen que son del mismo dueño. El señor debe tener algo de dinero, porque son excelentes. A mano izquierda, está el Hotel Cañón de Talampaya – Ruta 76 – Km 272 – Tel: 03 825 470753 – www.hotelcanontalampaya.com - Es excelente, con habitaciones en departamentos separados, con entrada para vehículo individual, una entrada ambientada en rústico de muy buen gusto, cable, pileta de natación, y buena atención. En la página se pueden ver las comodidades. A la derecha, se encuentra el Hotel Pircas Negras – Ruta 76 – Acceso Sur – 03 825 470611/12 – www.hotelpircasnegras.com - Es excelente. Un hotel en dos plantas, con todas las comodidades, un generosa parque con la pileta principal. Un detalle: Tiene una vista excepcional. Sentado en las reposeras del parque, uno tiene al este, la imagen de la cadena del Famatina con sus cerros siempre nevados (Fabio me dice que es granizo, que dura todo el año). ¡¡Bellísimo!!... Al oeste, las primeras estribaciones de los Andes. Con los primeros cerros bajos de color ladrillo, y cerros azules y verdes detrás. ¡¡Los paisajes cambian a medida que el sol los ilumina de distinta forma durante el día!!. Nuevamente: ¡¡Bellísimo!!.
En el pueblo hay otro tipo de alojamientos más económicos. Hay desde cabañas a la entrada a $20 por persona. Hasta hoteles alrededor de la plaza. Es variado.
Les copio algunas fotos sacadas desde La Loma de Villa Unión. Un paisaje bucólico, para una pintura...


Visitas imperdibles:

La mencionada al Parque Nacional de Talampaya, donde hay tres circuitos, son siempre guiadas. Hay que ir temprano, porque a las cinco de la tarde ya no dejan ingresar más. Al Valle de la Luna por La Rioja. A la Cuesta de Miranda, y su paso por Sañogasta hacia Nonogasta y Chilecito. Donde se puede visitar las bodegas. A la Laguna Brava, que hay que ir con guía, porque se debe saber cuando subir, por donde ir y cuando bajar, porque se asciende mucho en la Cordillera. A San José de Jáchal (San Juan), por Guandacol que está a 143 Km de Villa Unión por la famosa Ruta 40. ¡¡Bello, bello, bello!!.

El datozo:

Fabio me convidó un vino Shyrá de Chilecito: “La Puerta Alta”. Me fijé y tiene el 13% de alcohol. Ultra suave. Sin ese desprendimiento de alcohol que tiene el vino cuando va hacia la nariz en el momento que uno se lleva la copa a la boca. Sobre cinco estrellas: Cuatro (Excelente).


Los sonidos del silencio:

Por una razón que no viene al caso, tuvimos que ir por la ruta 40 hacia Guandacol, por la ruta que va a San José de Jachal. A medio camino de Guandacol, está el sitio donde está emplazada la Repetidora de Telefonía de Agua del Medio. En medio de la nada, rodeada de cerros y distintas estribaciones montañosas. Es un lugar hermoso. El camino de acceso por la 40 es excelente, las vistas que muestra son bellísimas a cada paso. Tuvimos que bajar y hacer algunos trabajos allí. Cerca del medio día caminé solo hacia la ruta que pasa a unos ochenta metros de donde está emplazada la repetidora. Me paré en medio de la cinta asfáltica. Miré para ambos lados, viendo como la cinta se extendía sobre un camino ondulado. Una cinta perfecta, plana, lisa, muy bien marcada. Rodeada de cerros de distintas alturas de color ladrillo (el color predominante en la zona). Con colores azules en los lugares donde hay sombras, colores ocres y verdes suaves. El medio día era sin viento, a pleno sol, remarcando el azul celeste del cielo sin una sola nube. A lo lejos hacia el este, se podía ver la cadena del Famatina con sus nieves eternas. Hacia el Sureste, se distinguía la planicie del Parque Nacional de Talampaya. El camino se pierde entre cerros en su dirección hacia Guandacol. Pero en medio de tanta belleza, lo que llamó mi atención fue lo que las personas que habitan en la ciudad, no tienen ninguna posibilidad de disfrutar. NO SE SENTÍA UN SOLO RUIDO. EL SILENCIO EN MEDIO DE LOS CERROS ERA TOTAL. Me quedé unos minutos impactado por esa sensación de estar en otro mundo. De ser un hombre solo en medio del camino.
Hay cosas que no tienen precio, como dice la propaganda de cierta tarjeta de crédito, y el silencio total es una de ellas.

El perfume de Mariana

El ultimátum vino en la mañana, minutos antes salir a la calle a trabajar.
- ¡Necesito que dejes la casa antes de irte de vacaciones!...- Dijo evitándome la mirada. Con temor. Como si yo pudiese llegar a golpearla. - ¡Porque si te vas a Salta y todavía no te fuiste, cuando vuelvas no me vas a encontrar en esta casa!. ¡Ni a mí, ni a los chicos!...- Dijo ella con un odio contenido y los dientes apretados.
Tantas veces se mereció una bofetada, que nunca me animé a dársela. Tal vez por la educación que mis viejos me brindaron ó el profundo respeto que sentía hacia mis hijos. Ó ambas cosas a la vez. Trece años. Mucho tiempo. Trece años habían pasado del matrimonio con esa mujer que alguna vez, después de hacer el amor, me dijo en medio de un abrazo:
- ¡Quiero llegar a vieja al lado tuyo!...-
Y yo emocionado, iluso enamorado, en ese momento le creí. Era esa misma mujer, la que trece años después, me amenazaba con partir en dos la vida a mis hijos, sino me iba de la casa. ¡De esa casa, que también era la mía!. Porque labure trece años como un enano para mantenerla. Trece años casado con esa mujer, que en ese momento, no dudó en usar la tranquilidad de mis hijos como escudo para obligarme a abandonar la que también era mi casa. Trece años en el tiempo. Mucho tiempo Geroo.
Me pidió que les hablara a los chicos, antes de irme. Y así fue que tuve con ellos la charla más difícil que un hombre puede tener con sus hijos. La charla que más me costó tener en mi vida. Justo un Veinticinco de Diciembre, el día de Navidad. Ese fue el día que me tocó hablarles a Mariana y Leonardo, para asegurarles, en medio de la duda y la angustia de sus caritas, que su Papá nunca los iba a dejar. Que su Papá se cambiaba de techo, que ya no viviría con ellos en la misma casa. Sin saber como hacer con las palabras, para darles a ellos la completa seguridad que siempre iba a estar, que cada vez que ellos me necesitasen, su Papá iba aparecer. Recuerdo que les dije:
- ... No importa donde esté, ni la hora que sea, que cada vez que me llamen yo voy a aparecer...-
Todavía, después de tanto tiempo, me sigue angustiando el recordar la escena. Recordar la carita de mis hijos, apoyados en el borde de la cama de Leonardo, envueltos en ese mar de dudas compartidas.
¿Que cosas perdí?... Muchas cosas. Como también muchas cosas gané. Pero lo que hasta hoy nunca recuperé, fue el perfume de Mariana.
Yo tenía una rutina diaria: Levantarme temprano, siempre de noche, lavarme en el baño, vestirme en la pieza a oscuras, porque “La Faraona” dormía. Siempre tratando de no hacer ruido para no despertarla. Iba a la pieza de los chicos, sin prender la luz, les acomodaba las colchas, y les daba un beso mientras dormían. Mariana, siempre acalorada, era la que pateaba las mantas y terminaba cruzada en la cama, enredada entre las sábanas. Había que acomodarla, enderezarla y volverla a tapar. ¿Se acordarán mis hijos del beso que les daba el Papá en medio de la madrugada?. Mariana tenía un perfume especial. Siempre el beso se lo daba detrás de la oreja, sobre los rulitos transpirados. ¡Dios era el mejor perfume del mundo!. ¡El perfume de la transpiración de mi hija!. Solo después de esa ceremonia, la tapaba en medio de la oscuridad y me iba a trabajar.